Un articulo del MIT Technology Review (edición en español) de fines de marzo del 2020, titulado convenientemente “Aceptémoslo, el estilo de vida que conocíamos no va a volver nunca”, nos presenta un escenario dramático, donde todo va a cambiar, empezando por la forma de hacer casi todo lo que hacemos (o hacíamos): cómo trabajamos, cómo hacemos compras, cómo nos educamos y hasta cómo socializamos.
El alejamiento social es y será la norma por mucho tiempo. Mientras no tengamos la seguridad de si la persona que tenemos al lado en el bus, no es un portador asintomático o si cada cosa que tocamos no está libre del virus (dinero, botellas, empaques, perillas). Nadie con dos dedos de frente va a relajar sus cuidados.
¿A cada persona con quien tengamos contacto deberíamos tratarla como si estuviera infectada?¿en el trabajo, en la tienda, en el banco o incluso si son familia? Si, si te preocupa tu salud, así tendría que ser, asi de cruda es la situación.
Una investigación desarrollada por el Imperial College de Londres, concluye que “el alejamiento social y el cierre de escuelas deberían producirse aproximadamente dos tercios del tiempo, es decir, dos meses sí y uno no, hasta que haya una vacuna disponible, algo que no se espera, como mínimo hasta dentro de 18 meses”.
Al salir de la primera cuarentena, se vivirían unas semanas de “normalidad”, luego (naturalmente) se elevarían los casos en UCI, por lo que se establecería una nueva cuarentena y asi sucesivamente. Serían necesarias cuarentenas 2/3 del tiempo por casi dos años, para evitar el colapso de los sistemas de salud.
Mientras exista una sola persona infectada en el mundo, sin control, la pandemia podría reactivarse (… así fué como todo empezó!).
En resumen, son cinco los factores que creemos delimitarán el ambiente en que se desarrollarán los negocios en adelante, un ambiente con serias restricciones y al que tendremos que adecuarnos:
Distanciamiento social (afecta aforos, tiempos de atención y calidad de servicio);
Cuarentenas frecuentes (afecta alquileres, salarios, proyección de ventas);
Cuidado de la salud (afecta las ventas por m2, sobrecostos por protocolos, menor tránsito);
Prioridad en el ahorro (afecta ticket promedio, frecuencia de compra, compras no esenciales); y
Vigilancia intrusiva (si, los gobiernos necesitarán saber por dónde te mueves para controlar el virus en caso de un rebrote).
Tengamos ésto en mente y empecemos a ver los distintos tipos de industria y el impacto que tendrá la “nueva normalidad” en los negocios.
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